Argentina lidera todos los índices negativos en los cuales se comparan los países del Mundo: Pobreza, indigencia, inflación, inseguridad, corrupción, acceso a la salud y a la educación. La Provincia de Buenos Aires refleja al extremo esos índices negativos, La Matanza y José C. Paz son ejemplos claros.
Las estadísticas no son solo números, sino familias y generaciones enteras que sufren, que no viven sino sobreviven, desde que nacen hasta que mueren.
La grieta, ese término político que se utiliza para explicar la polarización social y política en la cual estamos inmersos, es consecuencia y no causa. Negarla, querer barrerla abajo de la alfombra para que no se vea, es marketing, sirve para intentar ganar elecciones tomando la vía ancha del medio, pero no es real.
Narcotráfico, inseguridad y familias destruidas, clientelismo político que mantiene etermanemte la mano firme sobre la espalda de quienes nunca saldrán adelante, gremios dueños de escuelas cerradas o rotas, baños simulados en pozos de tierra, sindicatos cómplices que impiden trabajar y producir. Y un sector de la política que, mientras se vacunaba antes o hacía negocios con países dictatoriales, defiende todo eso, por acción, omisión o financiamiento recíproco. Todo eso de un lado de la grieta.
¿Cómo llamar estafadores u odiadores a quiénes quieren estar del otro lado del párrafo anterior? A quienes explícitamente y por decisión quieren enfrentarse a todo lo detallado antes que tanto nos retrasa y nos impide ser un país normal. Está bien tener distintas estrategias políticas para alcanzar el poder ejecutivo, sea nacional, provincial o municipal, ya que si uno realmente quiere cambiar la realidad, la política y su parte ejecutora es la más indicada y donde se podrán hacer las mejores transformaciones.
Está bien tener estrategias de marketing para contar proyectos y propuestas y alcanzar esos objetivos. Pero es estafa negar lo existente para confundir en beneficio personal. La grieta existe, no se puede borrar, barrer o esconder.
Si una grieta no se soluciona de raíz, si no se subsana lo que la genera, por más que uno la tape o la esconda, seguirá estando, volverá a verse y será más grande y más destructiva. La Provincia de Buenos y Argentina no tienen tiempo para cambios estéticos. Debe ser con convicción y con la verdad.